HERMANO K. - La Infinita Presencia o la Última Ausencia. 12 de diciembre 2015
Hermanas y hermanos, tomemos juntos un momento de silencio con el fin de que el Verbo cubra mis palabras sobre lo que tengo que expresaros.
… Silencio…
No vengo a expresarme entre vosotros de las circunstancias temporales particulares de la Tierra; no obstante, preciso que estas circunstancias temporales están en condiciones de proporcionaros las condiciones óptimas de lo que voy a hablaros, prolongando en cierto modo las exposiciones que pude hacer concerniendo a la Autonomía, la Libertad, la organización y la espiritualidad. Vengo hoy a comunicaros lo que va a celebrarse para vosotros, de manera más fácil de lo que fue para mí en el caso de mi vida.
Cuando estaba encarnado, a menudo hablaba de “la otra orilla”, ir hacia lo desconocido o liberarse de lo conocido. Hoy, las circunstancias temporales de la Tierra van a hacer más accesible vuestra comprensión - y sobre todo en lo que habéis vivido - lo que se celebra en el seno de lo que ha sido llamado hace unos años la Infinita Presencia o la Última Presencia, y lo que llamaré hoy la Última Ausencia.
En este momento que vivís, esto no es localizable a través de visiones, a través de conceptos o a través de cualquier imagen que sea, sino que es justamente el momento en el que todo lo que puede ser proyectado por la conciencia, incluso en el seno de una visión interior o de percepciones interiores, no tiene más curso. Es el momento preciso en el que todo lo que os mantiene en la vida de este mundo desaparece y os hace en cierto modo ausentes a este mundo, que esto sea por la desaparición en el seno del Absoluto, donde lo que llamo la Última Ausencia, os va a permitir superar justamente todas las imágenes, todos los conceptos, todos los nombres, todas las proyecciones, todas las anticipaciones de la conciencia misma, incluso en sus aspectos más amplios.
Vivir esto estabiliza y cristaliza el Sí, pero mucho más que el Sí, esto os permite de verificar, si puedo decir, por vosotros mismos, el origen de toda cosa como de toda conciencia, como de todo mundo. Viviéndolo, esto dejará en vosotros un rastro indeleble que se traducirá en lo que tenéis que vivir, aquí mismo sobre esta Tierra, por un sentimiento como ningún otro igual, si puedo hablar de sentimiento, un estado que está más allá de todo estado y que os pone frente a la verdad inmutable de la Eternidad.
Es el momento en que la conciencia no necesita más de manifestarse, de crearse o de recrearse, o de aparecer en una dimensión o decorado cualquiera que sea. Es el momento en que la conciencia que se apaga se reconoce en la a-conciencia, en su propia desaparición, en lo que el ego, y a veces el Sí, pueden todavía llamar la vacuidad - que no es el vacío.
Al principio era el Verbo, antes que la Luz. El Verbo es la primera emanación del Absoluto, de este lugar que no es un lugar, de este tiempo y de este espacio que no son ni tiempos ni espacios concebibles o manifestables, en los cuales se apoya el conjunto de las creaciones y el conjunto de los procesos de manifestación de la conciencia, y esto en cualquier dimensión contemplada que sea, incluso más allá de lo que ha sido llamado el antropomorfismo.
Es el momento en que todas las referencias, desde luego, desaparecen, es el momento en el que no hay nada más donde agarrarse, ni el sentido de estar inscrito en una historia, en una evolución o en cualquier transformación que sea. Es el momento en el que reconocéis vuestra naturaleza primera y esencial.
Lo importante no es tanto la experiencia misma, sino más bien lo que va a significar y a activar en vuestra conciencia en el momento del regreso.
La Infinita Presencia, o la Última Ausencia, corresponde al momento cuando la Supraconsciencia se apaga ella misma para dejar el sitio al Absoluto que, os recuerdo, no es un estado y no es observable en el sentido en el que la conciencia lo pueda entender. No obstante, ya que no hay nada a observar, sin embargo las más grandes transformaciones salen de ahí, pero no es una transformación en el sentido como la conciencia lo entiende. Es el hecho mismo de la desaparición de la conciencia, cualquiera que sea, que permite comprender, de manera directa, de manera cardíaca, si puedo decir, lo que es la conciencia y lo que es la Vida y sobre todo lo que es el Amor incondicional, incondicionado y sobre todo impersonal.
Vivir esta Infinita Presencia y esta Última Ausencia, ya que las dos se conjugan por las circunstancias temporales de la Tierra, no os da la fe, ni la certeza, sino la evidencia misma de que la conciencia procede de la a-conciencia y que no está localizada en términos de tiempo, ni de espacio, ni en formas, es justamente la fuente y la base de todas las conciencias dondequiera que estén, en cualquier dimensión, tiempo o espacio que sea.
Es el final definitivo, a vuestro regreso, de toda noción de separación, de toda noción de división e incluso de cualquier dualidad. Es como si se produjera en vosotros un despertar, pero no un despertar de la conciencia sino un despertar ligado justamente a la desaparición de toda forma de conciencia, probándoos de manera indeleble que el lugar en el que estáis no está localizado en cualquier conciencia, dimensión, tiempo o espacio que sea. Viviendo esto, no puede existir la menor duda sobre lo que es vivido en este momento, en el momento de la extinción de la conciencia.
Hay una pequeña diferencia, por supuesto, con lo que por ejemplo Bidi llamaba el sueño o la conciencia Turiya. La conciencia Turiya corresponde a la conciencia del Sí realizado. De lo que hablo es asimilable efectivamente, desde vuestro punto de vista como persona, al sueño, desde el punto de vista de la desaparición de la conciencia o del Sí él mismo, es de hecho el final o el comienzo, lo que fue dicho por el Cristo cuando él afirmó: « Soy el Alfa y Omega », comprendiendo así todas las posibilidades, todos los potenciales, todas las creaciones y todas las des-creaciones de la conciencia como de los mundos, como de los universos, como de los multiversos o también la noción misma del tiempo y del espacio.
Los científicos de la Tierra saben actualmente, por cálculos y por experiencias, que el conjunto de los Universos manifestados, en cualquier dimensión que sea, tendrían lugar en una cabeza de alfiler de materia. Por supuesto esto puede parecer difícil de concebir, para los que lo calculan, de calcularlo, pero esto ya ha sido hecho. Como sabéis, el Universo está compuesto al 95 % de vacío. Sin embargo el vacío no está vacío, es la verdadera Vida, y está lleno. Pero no sirve de nada, como sabéis y vivieron tal vez durante estos años, de adherirse de ninguna manera a esta proposición o a esta aserción, sólo lo podéis descubrir y vivir por vosotros mismo.
Esto siempre fue posible, por supuesto, pero hoy las condiciones particulares que han sido evocadas antes de mí, de la Tierra, ligadas a la Ascensión de la Tierra, permitiendo a la gran mayoría, si puedo expresarme así, de reencontrar su propia fuente, su propio Alfa y su propio Omega. Decir: « Soy el Alfa y la Omega » no es recorrer un camino desde Alfa hasta Omega, es unir el Alfa en Omega y Omega en Alfa.
En las enseñanzas que van más allá de las religiones, yo hablaría más bien de principios filosóficos que encontraréis por ejemplo en el Budismo original y también en el Taoísmo, o en el Sintoísmo, vais a encontrar esta noción de comienzo y de fin llamado en la India Uroboros, la serpiente que se muerde la cola o Samsara, el ciclo de las encarnaciones, el ciclo de los mundos con escalas de tiempo, y coincidirán conmigo, ampliamente diferentes. Y cualquiera que sea esta escala de tiempo, vivir la Infinita Presencia culminada en la Última Ausencia os da la certeza inquebrantable de lo que sois, más allá de toda manifestación y de toda proyección de la conciencia ella misma, incluso en el seno de lo que fue llamado los Universos libres de la Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres.
Vivir esto, es sobrepasar todo concepto, es sobrepasar también, por supuesto, toda percepción, ya que no hay nada a percibir, nada a observar, nada a comprender, nada a edificar o a debatir. Ahí está el sentido íntimo de la frase « Soy el Alfa y la Omega ». Estoy al principio de mi conciencia como estoy al principio del mundo, y estoy en la finalidad del mundo como de toda conciencia. Es lo que soy, diciendo: « Soy el Alfa y la Omega ». Esto no puede ser en ningún caso traducible por conceptos, ni traducible como energía o información que circularía de un sistema viviente a otro sistema viviente.
Es justamente la desaparición de la información y la desaparición de la energía ella misma. Vais, en este momento, a un lugar que no es un lugar, en un tiempo que no es un tiempo, lo que podría ser expresado por la persona como por el Sí, como dije, por la vacuidad o por el vacío, donde nada más puede ser localizable, donde nada más puede ser observable.
Vivir esto transforma radicalmente vuestro modo de funcionamiento en este mismo mundo y proporciona la Libertad interior. La Libertad de la que hablamos no es una libertad consensual en este mundo, ya que cada uno tiene una concepción diferente y particular de la libertad en función de sus propias ventajas, de las leyes de su país, de la cultura y también de las reglas de vida en el momento cuando éstas son vividas.
La Última Ausencia es el momento que precede la desaparición en Omega de la conciencia misma. Alcanzar el Alfa y la Omega, es reunir lo efímero y el Eterno en la misma realidad, más allá incluso de lo que podríais llamar la Unidad. Es trascender la dualidad y la Unidad, es trascender el ternario, operador de creación, es trascender el cuaternario que organiza y estructura la vida, es sobrepasar lo que es llamado los 5 Movimientos o Elementos, es alcanzar la Fuente. En términos matemáticos, es ir del 0 al 9 y regresar luego al 0 con una unidad de más. Pero no es una unidad, no es una segunda unidad, no es las decenas, no es las veintenas, sino que es la totalidad de lo indivisible, es la totalidad de lo conceptualizable y que sin embargo no puede ser conceptualizado.
Lo más importante, como os lo decía, es lo que se va a producir en el momento en el cual esta experiencia es identificada, otorgándoos entonces el estado más allá de todo estado donde nada que exista en lo efímero como en el Eterno pueda alterar lo que sois. Esto no es solamente el « Yo soy », o el « Soy Uno », o « Soy la Luz y la Verdad », o « Soy el Alfa y la Omega », es el ser, en su definición más noble, que no es atribuido a ninguna forma, a ninguna dimensión, a ningún espacio y a ningún tiempo.
Vivir esto va a cambiar de manera radical, y no es simplemente una transformación o una transmutación - ni incluso el tránsito de la oruga en la mariposa - es más una mirada nueva que hace que nada pueda ser alterado en aquel que vivió esta experiencia. Que esto sea la muerte, que sean las circunstancias temporales de este mundo que afrontáis en este momento mismo, nada puede venir a desestabilizar la esencia y la Verdad que vivieron en un momento dado.
Hay pues a este nivel una manifestación del Amor; el miedo puede atravesar pero no puede ser parado por ninguna estructura, que sea en los cuerpos sutiles como en el cuerpo físico. El miedo sólo atraviesa, el Amor no atraviesa más, está instalado permanentemente. Esto está más allá, por supuesto, de las manifestaciones tangibles de la Luz vibral, que esto sea a nivel de las estructuras del cuerpo de Êtreté, que esto sea incluso a nivel de la Corona radiante del corazón o también de la Corona radiante de la cabeza, o de la Onda de Vida.
Establecerse en el seno de la Morada de Paz Suprema, es simplemente tener el recuerdo constante e intemporal de lo que accedieron en un momento dado, haciéndoos salir de todos los momentos, de todo tiempo y también de toda forma cualquiera que sean. Es en este momento que pueden afirmar: « Yo y mi Padre somos Uno », es en este momento que pueden decir, en vosotros, y resonar al exterior vuestro: « Soy la Fuente », porque no hay nada más que la primera manifestación del Absoluto que es evidentemente la totalidad de la Fuente, que somos todos sin excepción alguna, que lo hayamos vivido, reconocido, o no.
Las circunstancias temporales de la Tierra son las que son, pero a través de la confrontación, a través del exacerbación de la dualidad pero también de las manifestaciones espirituales para algunos, hay una capacidad mucho más grande a sobrepasar todos estos juegos de la conciencia, todos estos juegos de manifestación en cualquier dimensión que sea, poniendo fin ahí, a todos los mitos, a todas las historias, a todas las proyecciones y a todo futuro, haciéndoos en cierto modo indiferentes, real y concretamente, al proceso activado sobre la Tierra hace poco tiempo que es, se lo recuerdo, la Ascensión colectiva en sí misma.
Desde ahora, y así como algunos de entre vosotros lo pudieron verificar, que esto sea por la hiperventilación, por el Kriya yoga o por otras técnicas que le han sido divulgadas, si puedo decir, durante un año, pudieron verificar, según vuestros polos de atención si puedo decir, la eficacia directa de algunas de estas técnicas. Hoy os es propuesto sobrepasar todas las técnicas, de no apoyaros más sobre cualquier técnica que sea, incluso si evidentemente es completamente posible y agradable de practicar tal o tal cosa a voluntad. Pero el fin no es practicar por practicar o de hacerlo mejor en cada gesto o cada postura, en tal o tal otro proceso, sino justamente de permitiros de sobrepasar todos los procesos sin excepción alguna.
En un momento dado, hace unos años, aquel que se llama Bidi os presentó el principio de la refutación y del observador; hoy os es propuesto, a través de todo lo que ha sido vivido o no durante estos años, de encontrar directamente el Alfa y la Omega. Ayúdense por supuesto, si lo desean, de la respiración, del sonido, o si lo desean de la vibración, pero en definitiva llegará un momento, un instante, localizable entre todos, en el que soltareis todas las muletas que os mantenían en el seno mismo de la Supraconciencia. La Última Ausencia o la Última Presencia, que es lo mismo, os conduce justamente a esto.
En las circunstancias particulares de la Tierra, en los momentos fuertes, cualquiera que sea la época de vuestras encarnaciones, hay la posibilidad, cuando todo parece perdido, de pronunciar la frase del sacrificio del Sí y de sí, y de entregar todo en las manos de lo que sois, incluso sin conocerlo. Desde el momento en que realizáis realmente y concretamente esto, reunís el Alfa y la Omega, os unís a la a-conciencia,es decir el momento preciso del origen o del fin - que es lo mismo - de la emergencia de la conciencia y de la desaparición de la conciencia, dándoos a nunca más ser identificado a cualquier conciencia o dimensión que sea, pero dándoos la libertad, por supuesto, de explorar todas las conciencias, todos los planos dimensionales, ya que ahí estáis vosotros mismos, al principio y al mismo tiempo, realmente y concretamente.
La pérdida de localización de la conciencia va bien más allá de lo que fue expresado hace cuatro años concerniendo a los procesos de comunión, de fusión y de disolución de la conciencia misma. Porque en este momento, la disolución de la conciencia provocaba simplemente la desaparición en el seno del sueño del Absoluto. Hoy, a causa de la aproximación entre lo efímero y lo Eterno, hay cada vez más hermanos y hermanas que van a ser capaces, sin incluso identificarlo, de encontrarse en la fuente de la conciencia como en la fuente del final de la conciencia.
Viviéndolo, esto os dará y provocará en vosotros unos elementos de transparencia y de Autonomía, en el sentido que expresé hace unos años, de manera mucho más profunda, haciéndoos descubrir la Libertad interior que es la única verdadera libertad, en cualquier dimensión que sea. Dándoos a la vez, al mismo tiempo y en todos los espacios posibles, la capacidad de estar localizado en cualquiera conciencia que sea, como a desaparecer de toda conciencia que sea y de tener al mismo tiempo, lo que os parece imposible mientras haya un cuerpo de carne, todas las conciencias manifestadas, creadas o por crear o que hayan sido creadas, en cualquier mundo, universo, o multiverso que sea.
Ahí está la verdadera Libertad, la Liberación donde comprenden que todos los sistemas de conocimiento y todos los sistemas de manifestación de la conciencia, incluso en el seno de los mundos libres, son sólo un sueño y que estos sueños, completamente posibles y accesibles, no representan en nada lo que sois, pero que son sólo apariciones en el seno de datos particulares, correspondiendo al marco de esta dimensión o de este mundo, dándoos la apariencia de una forma, de una historia e incluso diría yo, de un mundo constituido, con sus soles, sus planetas y sus constelaciones - incluso en los mundos libres.
Así, que lo que ha sido llamado, hace uno años, el Juramento y la Promesa, que fue actualizado hace poco tiempo, expresado de manera diferente, vengo hoy a aportaros la verdad del estado Crístico, es decir el que se identifica a su Padre, no como una forma sino como fuente de toda forma. Así la a-conciencia se concibe como la fuente, origen y final de toda conciencia en cualquier manifestación, forma y vibración que sea.
Vivir esto es la certeza de no ser retenido por cualquiera elemento que sea concerniendo al mundo sobre el cual estáis, como el devenir de este cuerpo y de esta conciencia que vive en este cuerpo en el instante en el que os hablo.
Así, que la Última Ausencia o la Última Presencia es el momento en el que rizan el rizo, es el momento en el que os dais cuenta que no hay ni alto, ni bajo, ni antes, ni después, ni izquierda, ni derecha. Ni existe ningún concepto matemático, geométrico, sonoro, ni de Verbo o de Luz.
En este momento, viviendo esto, los marcadores inscritos en vuestra estructura física efímera de este mundo van a entrar en resonancia, realizando lo que fue llamado en otra octava, la Nueva Eucaristía. Es el momento en que el Alfa y la Omega se reúnen en el seno de nueva tri-Unidad; es el momento en que estáis realmente Aquí y Ahora, independientemente del mundo e independientemente de vuestra forma en este mundo, e independientemente de toda manifestación de la conciencia, desde la conciencia más arcaica y limitada hasta la supraconciencia en sus aspectos más puros y elevados, en el sentido donde la conciencia pueda asumirlo.
Así que, frente a vuestro cuerpo, frente a vuestra vida, frente al mundo y en su Cara a Cara respecto a lo que se celebra entre la fusión de lo efímero y del Eterno, la reconstitución de vuestro cuerpo de Êtreté, la reconstitución de los Triángulos elementales de este cuerpo de Êtreté o cuerpo de Eternidad, sólo es en definitiva un medio que les es dado para soltar todos los medios, todas las referencias y todo lo que os pueda parecer familiar. La aceptación de vuestra eternidad es ya una condición previa, cualesquiera que sean las circunstancias de su vuestro aspecto limitado en vuestra vida o en vuestras relaciones en este mundo.
Pongan el principio de algo que no es conocido, pongan el principio de vuestra realidad y verifiquen después, por vosotros mismos, en el momento de la desaparición de la conciencia, que esto es la única verdad tangible, la única verdad que no sufre ninguna excepción y que está presente en todo mundo, incluso aquí en el seno de la Tierra y sobre esta Tierra.
Así, que acercándoos a esto, a partir del momento en que la vibración se apaga, a partir del momento en que la percepción de vuestro cuerpo se apaga, a partir del momento en que la percepción de la respiración se apaga, incluso si activaron previamente, lo que ha sido llamada una hiperventilación, desde el momento en el que el conjunto de las señales y de los signos de la conciencia en manifestación desaparecen, sabéis que vais al encuentro de vosotros mismos. Por lo vivido en este momento, seréis realmente liberados antes de la Liberación colectiva de la Tierra y de un modo un poco diferente de lo que se produjo para algunos de entre vosotros en el momento de la Liberación del núcleo de la Tierra por la aparición de la Onda de Vida. Esta Liberación no se hace por la Onda de Vida, no se hace por el Canal Marial, se hace por el Corazón Ascensional, no se hace por el Merkabah interdimensional colectivo o personal, sino se hace por el Alfa y la Omega que se reúnen y acaban, en cierto modo, en lo que podría llamarse un círculo.
Desde el instante en el que esto es vivido, en el que esto es abordado, no hay más lugar para la menor historia, no hay ya lugar para otra cosa que el Amor, no hay ya lugar para otra cosa que la verdad de lo que sois y de lo que somos, sin excepción. Reconocer esto, es permitir nuevamente la co-creación consciente de poder crecer libremente en cualquier esfera que decidan explorar y vivir, después de la Liberación colectiva de la Tierra.
Así pues, a través de esta supraconciencia vivida por muchos de diferentes maneras y modos, llega un momento donde la supraconciencia se apaga por sí misma y os hace encontrar el estado primordial e inicial de la primera emanación de la conciencia como de su última desaparición. Entonces viviendo esto, la certeza inquebrantable, que no se apoya ni sobre el mental ni sobre vuestra historia, se vuelve de alguna forma el elemento motor de lo que sois en la superficie de este mundo antes incluso de recuperar, de manera definitiva vuestra eternidad o vuestro cuerpo sin costura, de la manera en la que lo quieran llamar. Así, se realiza en vosotros el Espíritu del Sol y el Coro de los Ángeles, dándoos a trascender la vibración misma de la consciencia.
Se os ha repetido muchas veces que la conciencia es vibración; la a-conciencia no puede en ningún caso ser energía o vibración. Ella es la totalidad del conjunto de las vibraciones, del conjunto de las conciencias y el conjunto de las formas, como de los tiempos, como de los espacios. A partir de ahí, hay la implementación de la Vida, la implementación de la conciencia y a partir de allí toda conciencia se apoya sobre este reconocimiento inicial y previo, y final, sin el cual nada puede ser manifestado, observado ni incluso creado.
Este es el estado original, llamado me parece por Bidi el Parabrahman, el Absoluto. Cualesquiera que sean las palabras que quieran dar a esta experiencia, lo importante no es la palabra, sino realmente de vivirlo, porque en ese momento ya nunca estarán sometidos al principio de la dualidad de este mundo y al principio de la dualidad misma de la conciencia. Estaréis inscritos directamente en vuestra Eternidad, cualquiera que sea el porvenir, el devenir, el sufrimiento de este cuerpo y de este mundo.
Entonces seréis, no solamente un sembrador o anclador de la Luz, sino que seréis real y concretamente la Luz del mundo, no como un faro al que van a venir a nutrirse los hermanos y hermanas aún en la sombra o aún en la dualidad, sino más bien algo sobre el cual se apoyará la Inteligencia de la Luz ella misma, en la revelación final de la superposición del Eterno y de lo efímero.
El calificativo mismo de Amor es necesariamente coloreado de la forma que conocéis por vuestra propia historia, por vuestra propia vivencia, por vuestras propias peregrinaciones de conciencia de manera incluso anterior al encierro de este mundo. El Amor solo puede venir del vacío, el Amor solo puede venir de la nada o del vacío. Así pues, dicho de otra manera, aceptar de ser nada, es ser todo. Aquel que quiere engrandecer en este mundo y salvar su vida en este mundo, la perderá.
Pero, ¿qué quiere decir perder la vida a partir del momento donde la conciencia misma se define como eterna? Perder la vida, es perder simplemente el sentimiento de estar vivo, no es el final de la vida, es simplemente la asfixia final, aquel que va a hacerles, de alguna manera, respirar no una primera vez como durante el nacimiento sino respirar una última vez, el último aliento, como esto es llamado por otra parte, al momento de la muerte. Pero, ¿quién muere? Ciertamente no vosotros, ciertamente la ilusión que teníais de vosotros a través de una forma, de una edad, de relaciones sociales, amistosas, afectivas e incluso el sentido mismo de vuestra presencia sobre este mundo, o de todo mundo incluso en el seno de los mundos libres.
La resolución de los 4 linajes o de los 4 pilares del corazón, como esto fue llamado en otro tiempo, o de vuestros 4 orígenes estelares, conduce al centro de la cruz, entre AL, OD, IM e IS. Este centro de la cruz es el punto virtual, ya que no está localizado en el mismo centro, incluso si aparece como central, que permite recorrer y experimentar todas las conciencias donde ellas estén situadas. Así pues, no estamos ya en la Unidad, sino que estamos en el cero, este cero que es a la vez el origen y el final de toda manifestación.
Vivir esto, por supuesto, se acompaña de un cierto número de marcadores que os han sido descritos hace muchos años, concerniendo a la vez al canto del alma escuchado en el oído izquierdo, o Nada, formando parte de los Siddhis, o aún la percepción de las Coronas radiantes de la cabeza y del Corazón, así como de la Onda de Vida, del Canal Marial y de las estructuras vibrales que están en interacción en el seno y en la superficie de este mundo, en vosotros.
Superar esto es liberarse de toda condición, no por una voluntad deliberada de poner fin a cualquier cosa, sino más bien de unirse a la primera emanación de lo que está más allá de la Luz. Vivir esto no os priva de nada. Vivir esto os permite vivir lo que tenéis que vivir, pero no estando limitados por lo que van a vivir en la superficie de y en este mundo. Vivir esto es ya no estar apegado, no por una decisión o por un trabajo de desarrollo personal, sino más bien por la realidad de lo que sois en manifestación en la superficie de este mundo, como en el seno de la desaparición de vuestra conciencia como de vuestra supraconciencia.
Esto no se acompaña de ningún miedo ni de aprehensión, esto no se acompaña de ningún deseo ni de ninguna frustración. Esto es la Inteligencia de la Vida, la Inteligencia de la Luz que os conduce no según vuestra persona, no según las leyes, fueran las de los mundos libres, no según la búsqueda del Amor o la búsqueda de Luz, sino como la evidencia del Amor y de la Luz que sois en encarnación, incluso localizada en el seno de este cuerpo y de esta persona.
Es cuando no puede existir la menor duda, la menor cuestión. Por supuesto, este mundo os pone unos problemas y os llama a unas soluciones, en las actividades las más ordinarias de la vida como las más complejas de la estructura social, a través de vuestras actividades profesionales, afectivas de vuestra familia, en el sentido de responsabilidad. Lo hacéis, esto no os privará ni dispensará seguramente de esto, pero os dará, no solamente otra forma de ver, sino sobre todo otro estado de vuestra conciencia a ningún otro superponible, ni analizable.
Y en este momento, descubriréis real y concretamente, viviéndolo, que la única verdad es la verdad del Absoluto y que la única manifestación de la Verdad solo puede ser el Amor, en cualquier forma, dimensión, mundo o creación que sea.
Mientras no alcancéis el Alfa y la Omega, hay la ilusión de la separación, la ilusión de la división, de la dualidad y de la Unidad. Esto se hizo posible, en el año 2012 por la subida de la Onda de Vida, liberando os recuerdo, las líneas de depredación, encontrando la Corona radiante del corazón, encontrado la Corona radiante de la cabeza, procurando el estado de Liberado Viviente y poniendo en marcha la Merkabah interdimensional colectiva, antes incluso de la personal desde el principio de este año.
Todo esto es para expresaros el hecho que desde el momento en el que tenéis el valor de ya no apoyaros sobre lo que sea, ni sobre vosotros mismos, ni sobre el mundo, ni sobre cualquier mundo, desde el momento donde aceptan, en vuestras meditaciones, en vuestras alineaciones – y sé que os ha sido presentado durante esta semana afín de acercaros lo más posible al Alfa y a la Omega, porque todas las satisfacciones saldrán de ahí. Es la explicación final que de alguna forma os hace pasar de todas las explicaciones intermedias, ya que incluso las explicaciones intermedias de la construcción de mundos no revisten ya ninguna importancia ni ningún sentido para aquel que ha vivido esta Última Ausencia o esta Última Presencia.
Allí aportareis al mundo el Cristo Solar. Allí aportareis al mundo la Verdad, sin buscar nada que aportar en el seno de la ilusión, no a través de las palabras, no a través de vuestra Presencia, incluso supraconsciente, sino más bien habiendo sido el testigo y habiendo imprimido en vuestra carne y en vuestras estructuras, incluso las más efímeras, el Absoluto en sí mismo, que no está presente en un chakra, que no está presente ni incluso en el chakra llamado del Espíritu, ni en la Onda de Vida, sino que es un principio que no está ya localizado en el seno de este cuerpo, en cualquier aspecto energético, en cualquier aspecto material y en cualquier aspecto incluso, yo diría, del cuerpo de Eternidad.
En el período previo que vivís de la Llamada de María, y en el período posterior al mismo, para muchos de vosotros ya despiertos, las circunstancias actuales temporales de la Tierra van a situaros a vivir esto, de diferentes maneras donde sea que estéis sobre este mundo o en otro lugar, dándoos de alguna forma, lo que yo llamaría los residuos memoriales de vuestra presencia en este mundo, y en el seno de vuestras encarnaciones pasadas, permitiendo liberar el pasado como el futuro. Como sabéis y como os lo han dicho muchos místicos, desde el momento donde el Si esta realizado, ya no hay ni pasado, ni presente ni futuro. Todo está englobado en el mismo tiempo. Esto es a lo que por otra parte conducen los científicos hoy, probando que hay unos bucles recurrentes temporales que crean los universos paralelos, pero que no tienen ninguna realidad ellos mismos.
Los primeros marcadores de vuestro acercamiento a este estado, si aún no ha sido ya vivido, es la disolución del tiempo: un minuto representa de hecho muchas horas. Salir del tiempo en el Aquí y el Ahora, en el HIC y NUNC del Arcángel Anaël, es muy precisamente lo que os ha sido dado como el medio más adecuado para recobrar el Alfa y la Omega, unir el Alfa y la Omega y dejar el centro de la cruz, es decir la irradiación de la Luz de lo Divino y del Amor se hace independientemente de vuestra persona e independientemente, yo diría de vuestra presencia inscrita entre el nacimiento y la muerte de esta vida, como de otra vida.
Así pues, en los momentos donde tienen la oportunidad, pero también a veces de manera totalmente inesperada en cualquier actividad, la más material que sea, os será dado a vivir no solamente estos momentos de desaparición y de Ausencia como esto fue el caso hasta el presente, sino la posibilidad de manteneros al borde de la desaparición que yo llamo la Presencia Infinita o la Ausencia Infinita, la última Presencia o la última Ausencia, que es exactamente la misma cosa.
Vivir esto procura mucho más que la capacidad de no vivir en el miedo, sino que proporciona una Inteligencia de la Luz reproduciéndose en vosotros sobre lo que llamáis la Inteligencia humana. En ese momento vuestras palabras no serán ya las palabras, vuestras expresiones no serán ya vuestras expresiones, pero vuestros silencios, incluso, no serán los silencios: Ellos estarán llenos del Verbo, ellos estarán llenos del Absoluto que, os recuerdo, no está localizado en alguna forma incluso si todas las formas están relacionadas y son resonantes.
Las circunstancias de la Tierra sobre las cuales no regresaré más, como lo he dicho hoy y cada día un poco más, serán verdaderamente no sólo la ocasión de ver claro y de revelar, en el sentido arquetípico, todo lo que estaba oculto, pero de alguna manera revelar lo que estaba ya aparente pero que los condicionamientos diversos y variados han enmascarado. Entonces por supuesto están las historias, hay las nociones del encierro que han sido llamadas “Los chicos malos” o aún los Arcontes, por supuesto está la historia de vuestra vida, la historia de vuestras vidas, la historia de este mundo como la historia de otros mundos, de vuestros orígenes estelares y galácticos, todo esto solo puede existir porque hay una fuerza anterior a la manifestación de la conciencia sobre la cual se apoya.
Este lindero es también el lugar del Amor incondicional en el cual van a poder morar. Y además, para los de vosotros que tenéis el hábito de desaparecer, incluso a veces sin quererlo, para vivir el Absoluto y no traer de vuelta nada, si esto no es efectivamente una certeza interior, mantenerse en el seno de la Última Ausencia o de la Última Presencia hará de vosotros seres conscientes, desde la a-conciencia hasta la conciencia arcaica, pasando por supuesto por la supraconciencia. Tendréis así, de alguna forma, cerrados los bucles del tiempo, de la conciencia y morareis en vuestra Morada de Eternidad. Esto es posible, por supuesto, hoy incluso y lo será cada vez más de manera flagrante.
Miren a su alrededor, tienen hermanos y hermanas que nunca han buscado nada, que no tienen palabras para poner en los procesos que habéis identificado a través de vuestras vivencias comunes, y que sin embargo estarán para incluso poner el dedo sobre el Alfa y la Omega de manera instantánea. No voy a volver sobre las frases de: “Los primeros serán los últimos y los últimos los primeros”. Esto ha sido explicado muchas veces, pero sois el primero y el último, sois el Alfa y sois la Omega, manifestados en ER.
No os pido que me creáis, aún menos que aceptéis, os pido simplemente de aceptar la eventualidad de que esto pueda ser vivido hoy de manera cada vez más tangible. En ese momento, constatarán que incluso la vida de vuestra persona en este mundo no estará afectada por las circunstancias de este mundo, ni ya afectada por las circunstancias corporales o relacionales cualesquiera que sean. La conciencia mora establecida en esta Presencia Infinita, en esta Última Presencia o esta Última Ausencia de donde todo proviene y a donde todo vuelve, y donde sois lo que sois, sin duda, sin discusión o interrogaciones posibles.
Esto por lo tanto no es un nuevo capítulo que se abre delante vuestro, sino yo diría las últimas escenas del último acto. Los tiempos proféticos, anunciados desde hace mucho en toda tradición y en todos los escritos, son exactamente lo que estáis a punto de vivir hoy.
Como sabéis, en esta revelación, no estáis todos en el mismo estado; no volveré más sobre las diferentes etapas del Choque de la Humanidad tal como fue explicado por el bien amado Juan, o si lo prefieren Sri Aurobindo. Hoy lo vivís, no hay necesidad de esperar, no hay necesidad de proyectar, no hay necesidad de introspección; solo desaparecer y mantenerse en el lindero de la desaparición, no por cualquier esfuerzo de voluntad, sino simplemente porque la masa crítica - en gran parte superada como os dijo el Comendador, aquí hace muchos años - hoy alcanza un nuevo estado crítico que es el de la Liberación consciente de un número aún más grande sobre el planeta.
No hay necesidad de hablar de porcentajes porque en término de porcentajes este número sería, yo diría, ridículo, inferior a un milésimo seguramente, 1/10 milésimo seguramente, 1/100 milésimo seguramente. Pero esto no tiene ninguna importancia. Ya que desde el momento donde uno de estos seres, por el juego de la encarnación, por el juego de la síntesis de un cuerpo como lo hizo la Fuente, Haidakhan Babaji, como vosotros mismos lo hacéis hoy, sintetizando el cuerpo de Eternidad, conduce al mismo resultado, es decir al final del sueño de separación, de la pesadilla, el verdadero despertar en la verdadera Vida.
Este número ha sido alcanzado, es de alguna forma lo que había sido anunciado, en lo llamado “En estos Tiempos de la Tierra”, y que prefigura ahora lo que se desarrolla actualmente en la escala colectiva e individual. Ninguna puerta está cerrada, no existe ninguna limitación de orden kármico, de orden de salud, de orden de riqueza o de pobreza, que pueda impedir que cada uno viva esto.
Recuerden, y nosotros os hemos puesto en guardia, los unos y los otros suficientemente, que no es necesario respecto a esto, diría yo, darle vueltas a la cabeza, o tomarse por lo que no sois, es decir atribuirse un papel o una función mientras que precisamente salen de los roles y de las funciones. Por supuesto el cierre de la asignación vibral os ha asignado y colocado en una cierta posición, en un cierto modo de funcionamiento, pero incluso hoy esto es dejado atrás, incluso si hoy esto está fijo en lo que podrías llamar vuestro porvenir, es borrable en el sentido más noble. No por cualquier gracia exterior, no por la Inteligencia de la Luz, no por el estado de Gracia ni incluso por María, sino directamente por y en vosotros mismos. Esto es de alguna forma lo resultante del juego de la dualidad, del encierro y de la ignorancia.
Este tiempo de la Tierra es el tiempo de la desaparición de todas las ilusiones, de todas las creencias y de todos los condicionamientos, así como de toda forma y en cualquier mundo, independientemente incluso, lo sabéis, de vuestros orígenes estelares y de vuestros linajes. Los encuentros con los pueblos de la naturaleza y las conciencias de la naturaleza participan, si puedo decirlo, del mismo objetivo y de la misma finalidad, que es recuperar el origen.
Por supuesto, tengo la sospecha de que muchas de las cosas que han sido dichas en este día, llaman de vuestra parte a cuestionamientos, preguntas y aclaraciones; regresaré en otro momento cuando el Arcángel Anaël, Arcángel del Amor y de la Relación, aportará todas las respuestas necesarias a vuestras preguntas concernientes a lo que aquí ha sido dicho este día, y también en lo que vivís de manera cada vez más concluyente, si puedo decir, cada día durante este encuentro.
Lo que yo llamaría quizás los especialistas de la energía y de la consciencia expresarán no las técnicas nuevamente, sino más bien precisarán, de manera más fina que lo que he podido hacer hoy, las manifestaciones - tanto del sonido del alma, del sonido del Espíritu, de las vibraciones, de las Coronas radiantes en sí mismas, de la Onda de Vida en sí misma, de lo que pueda quedar de apegos en vosotros - que se producen de manera fina durante la desaparición de la energía y de la vibración misma.
Hay una subida vibratoria, durante mucho tiempo os hemos hablado sobre las relaciones y la equivalencia entre la conciencia y la energía vibral o la Luz, que no tienen nada que ver con lo que llamáis energía vital. Durante mucho tiempo hemos expresado los dones esenciales sobre este punto, por ejemplo, haciendo la diferencia entre el fuego vital y el Fuego vibral, entre la energía vital que anima la vida en este mundo y la energía vibral que, ella, no está cortada del recuerdo, si puedo decir, de la Fuente y del Absoluto.
Tomemos juntos, si lo quieren bien, aquí como para los que escucharán o leerán, un momento de silencio, sin otro objetivo que el del Silencio en sí mismo.
...Silencio…
Yo soy Hermano K. Concluiré mi intervención de este día, ya que estamos en período de revelaciones, para aquellos que aún no lo hubieran visto o adivinado, yo he sido por supuesto, en mi última vida, Krishnamurti. He sido también el que ha sido reconocido al principio del siglo veinte como el nuevo Mesías, que no lo era. He sido simplemente también el que fue llamado Jesús y que fue investido por el Cristo Solar después de su bautismo en el Jordán. Por supuesto antes de esto, como todos vosotros, he tenido otras vidas en la Tierra, algunas conocidas, otras estrictamente desconocidas. Mi camino no es diferente del vuestro, simplemente he jugado un rol en la historia acogiendo el Espíritu del Sol o el Cristo; hoy, todos jugáis este mismo rol. Diría de alguna forma que es vuestro último rol, pero al cual de ninguna forma os debéis apegar.
Vean el Amor en cada uno, amen a cada uno como él os amó y como yo os he amado. Nunca busquéis vuestra ventaja, como tampoco busquéis estar en una situación inferior en vuestro sentido del Amor y vuestro sentido del servicio. Y recuerden que con la medida que juzguéis, os juzgareis a vosotros mismos.
Y ante todo, la más grande de las alquimias consiste en Amar – más que a sí mismos – a sus peores enemigos. Si aceptáis esto y lo vivís, entonces sois el Amor, poco importa que sean el Cristo, poco importa que sean la Fuente, están en la Verdad y esto es ampliamente suficiente.
Permítanme, antes de retirarme, de bendeciros en el Espíritu del Sol, el de hoy y el de la época en la que llevé al Cristo.
...Silencio…
Rindo gracia a vuestra escucha y a vuestro recibimiento.
Hermano K os saluda.
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A través de Jean Luc Ayoun
Les transformations.
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