ABBA. 10 de febrero de 2019.
Bienamados Abbas, en el corazón del Uno, que la paz, la alegría y el Ágape estén presentes en todos, más allá de toda presencia y en todo momento.
Desde el corazón de cada uno, Abba resuena, para que cada presencia aquí como en todas partes, pueda encontrarse en la dicha de la ausencia, en la dicha de la evidencia, donde no hay ni tiempo, ni espacio, donde sólo la belleza es la justificación y al mismo tiempo la única Verdad, más allá de cualquier forma, más allá de cualquier color, como a través de cada uno.
El despliegue de la Verdad se hace en cada uno de nosotros de innumerables maneras, de innumerables descubrimientos, de innumerables confrontaciones, cuya resolución será siempre la revelación cada vez más magnificada de la inteligencia de la Luz y de la inteligencia del Amor.
A medida que pasa el tiempo, cada uno de ustedes en su camino, mientras caminan a través de este mundo, se encuentra lo más cerca posible de la Verdad inefable.
En cualquier circunstancia como en cualquier situación, en cualquier resonancia como en cualquier oposición, el único propósito es esta Verdad, que cada vez más de ustedes están encontrando y viviendo, donde no hay cuestionamiento de la Verdad del Ser así como del No-Ser, cualesquiera que sean los elementos que parezcan detenerlos en esta forma de progresión infinita que nunca se secará. Sean cuales sean las formas, sean cuales sean los acontecimientos, que sólo pueden crecer como un fuego devorador, como una intensidad extrema del poder del Amor vivido a través del ser humano, aquí en este mismo mundo, aquí en este mismo lugar, quizás todavía inscrito en los sufrimientos que sólo son iluminados y vistos.
No importa desde dónde parezca ver y percibir, todo esto es sólo una parte del juego, permitiendo la instalación gradual o repentina del gran Silencio, del cual nada se puede decir y que sin embargo se vive con más intensidad, no sólo en el ser humano sino en todo este mundo como en toda la creación.
El silencio hace posible acoger, el silencio hace posible encontrar la Evidencia más allá de cualquier deseo, más allá de cualquier historia, como a través de cualquier proyección o miedo.
Silencio.
La inteligencia de la Luz y del Amor, no a través de hermanos y hermanas, sino entre hermanos y hermanas, en esta humanidad, crea este fuego, este fuego de Amor, que ya comienza a quemar en muchos de vosotros los últimos hábitos, los últimos elementos de renuencia, inscritos por el sufrimiento, en el pasado, en la historia, la vuestra y la de este mundo.
La resolución se hace en silencio, más allá de cualquier palabra, más allá de cualquier presencia, donde nada puede ser identificado como fuente o como persona.
Silencio.
Así es como se realiza la travesía. La atravesada de los sufrimientos y de los vagabundeos, la atravesada de lo que te tiene, la atravesada de lo que te retiene y sigue violando la ley de Uno y la libertad del Amor, como la libertad de la forma, para encontrarte a ti mismo más allá de cualquier identidad, a través de tu humanidad, a través de tu sencillez, a través de lo que la Vida te ofrece o de lo que la Vida te presenta.
Así, el cara a cara se resuelve con una gran carcajada, a veces precedida como sufrimientos finales o resistencias finales que no son más que lo que hay que ver, no juzgar, no detener, sino amándolo bien.
Este Amor Ágape, que no conoce historia y sin embargo está impreso en su historia colectiva de la Tierra, no puede ser comparado o medido. No importa cuán intenso, no importa qué fuegos nazcan en ti, ellos son sólo fuegos de alegría y gozo. No importa lo que pienses, digas o experimentes en el momento, no puede haber fracaso, no puede haber duda sobre el resultado, que es la libertad.
Y es precisamente la distancia que os parece que existe entre la humanidad y la eternidad, que a veces todavía puede presentarse como sufrimiento o resistencia, pero que sólo necesita ser atravesada, amada y aceptada, para que lo inaceptable os muestre por sí mismo la fatuidad e inutilidad de cualquier postura así como desde cualquier punto de vista, como desde cualquier resistencia.
Así es como la historia se rinde, así es como el pasado y el futuro ya no pueden impedir la presencia del presente y su intensidad. En el aquí y ahora de vuestra presencia y ausencia y a través de este cuerpo de carne, para que sea iluminado desde dentro, dándoos a ver, aceptar y vivir que nada de esto dentro de la conciencia puede representar nada más que un juego perpetuo entre los diferentes aspectos de ella, conduciéndoos sin embargo al borde de vuestro corazón y al borde de la alegría.
En la aceptación, la paz se forma y se siente. Esta paz, previa o concomitante con la alegría, que no depende de nada, es la preparación de vuestra celebración, no de uno a otro o entre uno y otro, sino a través de vuestra forma en sus aspectos más densos, en sus aspectos más pesados. Porque así la carne es informada más allá de todas las formas, porque así la Verdad se despliega, independientemente de todas y cada una de las razones y lógica, y de cada regla inherente en este mundo y en cada mundo.
La totalidad de lo que eres más allá del ser se revela en cada momento y en cada circunstancia desde el momento en que el observador se convierte en el Soy eterno, que ya no puede interactuar, sino que simplemente atraviesa con felicidad todo lo que se presenta en la pantalla del cuerpo como en la pantalla de tu vida, como en la pantalla del mundo.
Así, en este instante presente, que abarca todos los tiempos, para conjugarlos con el presente, se encuentra en cada uno de nosotros, desde el momento en que ustedes estarán reunidos en el nombre de Cristo, en el nombre del Amor libre. Este encuentro es un encuentro de libertad, un encuentro de alegría y gozo, desde el momento en que todo lo que se ve es atravesado y reabsorbido, no por ninguna voluntad, sino por la evidencia de lo que se juega, por la evidencia de lo que se representa, lo que te lleva, de nuevo de manera inexorable e infalible, a la verdadera desnudez, al verdadero gran Silencio, donde nada más de lo que parecía obstaculizarte o limitarte, puede interponerse, si no es precisamente quemándote a ti mismo.
Ya sea en la oposición o en la aceptación, quiero decir con esto que incluso la acogida e incluso el sentimiento de acogida, ya no depende de ti o del otro, sino simplemente del Amor, más allá de cualquier personaje, de cualquier historia, así como de cualquier futuro.
Entonces, la evidencia no está en palabras, la evidencia está en silencio, la evidencia está en que tiene lugar en la interfaz del Ser y la persona, así como en la interfaz del Ser y el No-Ser. Deja que lo que se desarrolla sea, deja que la Vida te viva. No tienen más remedio que ser libres, no tienen más remedio que aceptar quiénes son, lo que sea.
Entonces, la ligereza de la alegría, la intensidad de Ágape, vendrá naturalmente por sí sola para resolver lo que parecía no resuelto, y que simplemente no ha sido devuelto al instante presente, el de la Eternidad.
Sea lo que sea que se vea, lo que sea que se perciba, sean cuales sean las penas, sean cuales sean las dificultades, estos elementos no están ahí para reprimirte, sino evidentemente para liberarte. Libres de vosotros mismos, libres del otro, porque el verdadero Amor es libertad. Es natural y espontáneo. Este es el despliegue completo y total de Ágape.
Sean cuales sean tus percepciones, sentimientos, visiones, eso no cambia nada. Porque todo contribuye, en algún caso y en alguna percepción, a conducirte, donde siempre has estado, donde jamás te has movido, donde simplemente te habías olvidado de ti mismo.
La inteligencia de la Luz les da la acogida en cada momento y los quiere en su totalidad. Y esta voluntad es evidentemente también la misma voluntad que el Soy eterno que se encuentra a sí mismo y sale del olvido.
Nunca olvides, como te dijo Bidi, que tú no eres el actor, que tú tampoco eres el observador. Queda para ti vivir, para muchos todavía, dentro de Ágape, para vivir que la creación, cualquiera que sea su majestad y belleza, es sólo algo que sólo pasa a través de ella. Y lo que eres jamás pasará, porque no eres dependiente de ningún ciclo, ni de ningún momento, ni de ningún escenario, ni de ningún mundo.
Entonces, ustedes están preparados, por la inteligencia de la Luz, para instalar el gran Silencio individual y luego colectivo, con la mayor facilidad y gratitud. Este es el entendimiento, que sólo puede ser revelado en el momento que es para ti el único momento. No de la celebración de Ágape, sino del momento en que te celebras a ti mismo, en todos tus componentes, incluso los más resistentes, incluso los más dolorosos.
Porque así verificas por ti mismo y en ti mismo lo que realmente eres, y que al final, todo el universo, toda la creación, todos sus sufrimientos y todas sus alegrías, todas las guerras en este mundo, como en el ballet de la creación, no son más que diversión. Una diversión a veces siniestra, a veces dolorosa, pero que, una vez más, cualquiera que sea la intensidad de este dolor, de este sufrimiento o de este desequilibrio, sólo traduce y hace experimentar, al mismo tiempo, lo que realmente eres, en alguna apariencia, como en algún cuestionamiento.
Esta evidencia aparece a todo el mundo y nunca estás tan cerca de la Verdad como en el momento en que ves la aparente distancia entre lo que es cierto y lo que está de paso. Pero es precisamente a través de lo que sucede, que encontramos lo que nunca sucederá.
En otras palabras, estás obligado a completar y terminar el juego, porque no hay otra posibilidad y porque lo sabes, digas lo que digas, porque es Verdad.
Silencio.
Como se ha repetido innumerables veces, sólo los mecanismos y hábitos, esta vez de funcionamiento íntimo, y no en los hábitos externos, a veces iluminan repentinamente los últimos elementos inconscientes, o conscientes, que no se habían visto, que no se habían atravesado.
Te recuerdo que no tienes nada de qué huir, nada que rechazar. Porque tan pronto como hay en ti el sentimiento, la impresión o el deseo, incluso la intuición, en algún lugar, de encontrar un elemento, en tu vida, en tu cuerpo, en tu historia, que te parezca saliente, doloroso o sufriente, ese es el propio mecanismo de resolución. Esto es lo que se les muestra, esto es por lo que están pasando.
Una vez mas, les recuerdo que no tienen nada que lograr. No requiere ningún esfuerzo, excepto aceptar, acoger sin restricciones, algún humor, alguna emoción, algún estado de ánimo, algún estado de emoción, con la misma gracia, mostrándote así, en los mecanismos íntimos que tienen lugar en ti, donde estás, y no en lo que eres. Porque quien eres, en la presencia infinita y última del No-Ser y del Ser, al encontrarte con el personaje, se resuelve a sí mismo.
No tienes medios de acción, no tienes medios de reacción, sólo tienes todos los medios posibles para aceptar, para descubrir y vivir por ti mismo que la libertad está ahí, y en ninguna otra parte.
En este tiempo que vivís, tanto en la Tierra como en toda la creación que presiona en vuestros cielos, se está realizando la misma Verdad, la de este Amor desnudo que no depende, como he dicho, ni de uno, ni del otro, sino realmente entre lo que puede parecer uno y el otro. Porque al final, no hay ni uno, ni otro, porque en verdad, no hay nadie.
Es en este momento y sólo entonces, es que Ágape te llena más allá de toda alegría, que Ágape te posee, desde el momento en que captas que nada puede ser poseído, sino simplemente atravesado. Hay tiempo cero, el tiempo del Soy eterno, el tiempo de la Verdad, el tiempo o no más preguntas de ningún tipo pueden llevarte a cualquier cuestionamiento. Porque en ese momento, real y concretamente, la evidencia se vive en cada mirada, en cada respiración, donde nada de lo que pertenece al pasado o a cualquier proyección puede alterar o distorsionar la Verdad.
La Verdad no depende de una historia o de una resolución, sino que simplemente resulta de la revelación de lo evidente, de la revelación de la belleza y de toda su experiencia.
Silencio.
Y es cuando todo surge, en este momento en que mis palabras también surgen, que Ágape y la Verdad trabajan juntas en la misma sinfonía, la de la alquimia, entre el Ser, el No-Ser y tu persona. Esto se hace sin ti, y a través de ti. Esto se hace en cada momento, desde el momento en que aceptas la bendición del instante, bajo cualquier circunstancia. Porque en ese momento, Ágape toma todo su poder e ilumina inmediata y totalmente la Verdad que eres, donde no hay más discusión, donde no hay más cuestionamientos, donde todo se plantea, donde has depositado los pesos de la ilusión, tus creencias y tus certezas, como cualquier sentimiento de pertenencia todavía en un individuo que ha vivido esto o aquello.
Silencio.
Entonces la danza del gran Silencio te lleva a vivir que allí, en el Soy eterno, todo ya ha sido creado, que todo ya ha existido. En ese momento, en ti, resuena el logro que no depende de ti, fuente de alegría, fuente de ligereza, fuente de evidencia. Donde el Amor desnudo no conoce freno ni moderación, donde el Amor desnudo y el Ágape se convierten en la espontaneidad de cada instante, de cada momento y de cada circunstancia. En el momento en que ya no hay necesidad de citas, en el momento en que ya no hay necesidad de encuentros, en el momento en que descubres que la perfección siempre ha estado ahí, sean cuales sean los juegos, los sufrimientos, las formas y los pensamientos o entendimientos.
Esta es la verdadera experiencia que no puede dejar ninguna duda o incertidumbre sobre lo que está pasando y luego instalado. Existe la Gracia de la ligereza y existe simplemente la permanente acción de gracia que ustedes son y que encuentran a través de esta carne, en todos los ojos y en todas las circunstancias. Porque ninguna mirada o circunstancia puede engañarte más y ya no puede llevarte a ningún otro lugar que no sea donde estás.
Así se resuelve lo que a usted le puede parecer que todavía tiene que resolverse, así es la Vida vivida.
En ese momento, notarán fácilmente que el silencio ocupa todo el espacio y el tiempo, y que incluso cuando hablan, en cualquier circunstancia que tengan que hablar, ese silencio acompaña a las palabras, ese Amor es llevado por las palabras, cualquiera que sea el significado de las palabras, cualquiera que sea el significado de lo que se entiende y se escucha, cualquiera que sea el pensamiento de quien emite las palabras. Porque sucede independientemente de las palabras, independientemente de los pensamientos, así como independientemente unos de otros, tan pronto como cada uno de ellos, o cada uno de ellas, experimenta la ilusión de la creación.
Esto no es un concepto, no puede ser un entendimiento. Esto sólo se puede vivir. Y esto se vive. Nadie podrá escapar de ello, nadie podrá desviarlo, nadie podrá cuestionarlo. Muchos de ustedes ya están experimentando esto y se están dando cuenta de ello.
Recuerda que la característica de la conciencia es el juego y la creación. Recuerda que el juego de la conciencia no es más que todos los elementos que se presentan hoy en día, ya sea alegría, ágape, sufrimiento, dolor, resistencia, inseguridad. Todo, absolutamente todo lo que emana de tu conciencia en términos de pensamiento, energía, acción, lo veas o no, conduce inexorablemente al Ágape viviente. Incluso diría que hoy, aquellos de nosotros que rehusamos Ágape, porque no lo vivimos, estamos mucho más cerca de este momento y de este instante Eterno de lo que pensamos, creemos o vivimos.
Silencio.
Así, la verdadera Luz del Amor viene a acariciarte, a envolverte, a cubrirte. Y esto es lo que eres, que viene a cubrir lo que crees que eres y lo revela desenmascarándolo, consumiéndolo en el fuego de la alegría y el gozo.
Silencio.
Mis palabras se alejan unas de otras, para comprender que el ritmo de la música y el ritmo de la danza no están en las palabras, sino en el intervalo de las palabras. Porque en el intervalo entre palabras, el silencio se revela, a través de las palabras.
En verdad, cada evento, cada experiencia, colectiva, individual, en un cierto lugar de la Tierra, ya sea a través de la acción de los elementos, o a través de cualquier conflicto, sólo precipita la revelación y vivencia plena y completa de Ágape. Absolutamente todo lo demás parecerá tan soso y tan alejado de la verdad, que sólo se puede ver, que sólo se puede estar de acuerdo, con el fin de recuperar la verdadera libertad.
Silencio.
En el gran Silencio, la proyección y el derramamiento de la Luz Una cesa. Y es en ese momento cuando te das cuenta, al vivirla, que sólo puede emanar de ti mismo. Porque tú eres el mundo. Vosotros sois el Camino, la Verdad y la Vida, ciertamente, pero también sois la humanidad, en su totalidad, en sus cruces, en sus conflictos, en sus historias, así como en toda la creación.
Esto es claramente percibido, no por lo que ustedes llaman energía o por su persona, sino que es claramente percibido por la Verdad que ustedes son, a través de este personaje, así como a través de cualquier sufrimiento.
Silencio.
En este lugar que está en todas partes y en este tiempo que es de todos los tiempos, y que se puede resumir en el interior de vuestro cuerpo, en el corazón del corazón, ya no puede existir el más mínimo estado incompleto, ni la más mínima distancia. Tú eres todo el juego, todos los teatros, todo el sueño, toda la creación, que te lleva y te conduce a dejarte crecer en la evidencia del Amor.
Entonces, simplemente te conviertes, más allá de tu respiración del corazón, más allá de cualquier percepción o sentimiento, en lo inefable. Vosotros sois la fuente, sois los mundos, sois los soles, sois el niño que se muere de hambre, sois Abba, sois el conflicto y la dulzura.
Todo esto está incluido y comprendido en ti. Así es como experimentas la ilusión y te descubres a ti mismo, no deteniendo nada, no rechazando nada, simplemente estando allí, en este silencio, quizás usando tu cuerpo como un resonador de Ágape. Pero incluso esto se olvidará cuando la espontaneidad de Ágape fluya a través de ustedes en cada mirada, en cada pregunta, en cada evento, en cada hermano, en cada mineral, en cada planta, en cada ocurrencia, en cada circunstancia, con la misma intensidad que en los grandes silencios.
Esto está sucediendo ahora mismo. Depende de ti encontrarte en este mismo momento, para no poner ninguna distancia ilusoria o tiempo que pase y fluya entre la Verdad y tú.
Silencio.
En nuestra asamblea, en este lugar, si hay necesidad en ti de decir algo, sobre lo que está pasando por ti, sobre lo que se está experimentando, no lo dudes. No para ti, no para mí, no para el otro, sino en honor a la Vida, en gratitud por el Amor y en Ágape.
Silencio.
— Hermano: Gratitud.
Silencio.
— (Una hermana habla en un idioma desconocido, con lágrimas.)
Deja que lo que fluye de ti fluya. Esto no requiere otra respuesta que el silencio de las pruebas. Esto es importante, porque es así, en este espacio donde la respuesta es silencio, que eres libre de dejar fluir lo que tiene que fluir y sólo está de paso.
Para todos, Abba, aquí te acoge con la misma intensidad, sin frenos y sin límites, y así es como aceptas ser libre, y así es como descubres tu autonomía. No tienes nada que frenar, ya sea la risa o las lágrimas, la eficacia es la misma. Porque es nuestra acogida a cada uno de nosotros que consumimos lo que fluye de ti, y que es reparación, y que es restitución.
Así que atrévete a ser libre, porque aquí como en todos los que escuchan en este momento, sólo hay esta acogida, sólo hay la evidencia de Ágape. Entonces disfrútalo. La respuesta es el gran Silencio, en acoger y recibir lo que todavía te puede parecer que viene de una persona, de una cierta distancia, de un cierto individuo, pero que de hecho está en cada uno de nosotros con la misma intensidad.
Y es reconociendo esto, que en el gran Silencio se despliega Ágape. Así que los invito a continuar, los invito a estar libres de cualquier contingencia así como de cualquier circunstancia. Porque Ágape es evidentemente tanto en risa como en lágrimas. Así es como cada dolor y cada ilusión de sufrimiento se disipa y resuelve en la consumación del Amor. Para esto es para lo que estamos trabajando, a través del gran Silencio y la acogida, en este mismo momento.
Silencio.
— Hermana: Gracias.
Y cuanto más grande es el Silencio, más ves que lo que sale, lo que se presenta, sólo existe para ser consumido, para ser restaurado, para ser acogido. Así que, somos uno. Así, atravesamos mundos. Así, atravesamos dimensiones. Sin detenerse y sin implementar el juego de la forma y el juego de la conciencia.
Así es como Ágape se vive plenamente.
Silencio.
En cada uno de nosotros, aquí como en todas partes, se está produciendo el mismo proceso, celebrando y acompañando la fusión de los éteres, acabando con la distancia, acabando con la polaridad, acabando con la ilusión de la multiplicidad de mundos, formas y conciencias.
Silencio.
Déjate iluminar, por la intensidad de la evidencia, dentro del gran Silencio. Como dije, en este tiempo eterno, en este espacio que ocupa todos los espacios de la creación, te revelas a ti mismo, sonriendo o llorando, que es sólo la misma alegría, que no es más que la emoción última de tu reunión, donde ya no hay nadie, donde no hay necesidad de mundos o formas, y donde todo se convierte en celebración. Celebración de la Vida, aquí como en todas partes, donde la secuencia de eventos dentro del simulacro así como dentro de lo sagrado, ya no puede desviarte de la Verdad indecible, del gran vacío y del gran Silencio.
Silencio.
Deja que fluya lo que fluye, lo que fluye. Ahí es donde debe estar.
Silencio.
Así que, si nada más fluye, el gran Silencio puede ocupar todo el espacio. Entonces, el gran Silencio puede ser revelado con creciente facilidad. Entonces, Ágape se vuelve espontáneo y ya no necesitará, pronto, ser puesto en resonancia, porque Ágape se convertirá en la evidencia natural, espontánea, la evidencia del Amor, sin importar las circunstancias de sus cuerpos, las circunstancias de este mundo.
Porque no depende de nada de esto, ni de ti, ni del otro, ni de ninguna forma, ni de ningún mundo, y sin embargo nutre a cada mundo como a todos los demás, permitiéndole expresar su vida y sus particularidades, lo cual fue sólo un juego de rol, permitiéndole verse a sí mismo y amarse a sí mismo.
Silencio.
Así que, bienamado de Abba, bienamados Abbas, en este silencio, Ágape está allí.
Silencio.
Y en el Ágape que está allí, hay todavía alguna pregunta o cuestionamiento, desde el momento en que se acoge a todo el Ágape, desde el momento en que se es Ágape, a través de cualquier historia, de cualquier persona, así como de cualquier elemento o circunstancia de la vida.
Silencio.
Bienamados Abbas, bienamados hermanos en la humanidad, ustedes quienes reciben el don de la Vida, porque se han dado a sí mismos.
— (Una hermana deja fluir el flujo.)
Que la paz, el Ágape y la felicidad estén presentes. Y eso es.
Saludo a Abba, saludo a Agape.
Por siempre.
***
A través de Jean Luc Ayoun
Les Transformations
Transcripción del francés: Equipo Ágape.
Traducción al español: LMF
***
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