EYNOLWADEN. 30 DE OCTUBRE 2019. TÚNEZ.. Completo




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EYNOLWADEN. 30 DE OCTUBRE 2019. TÚNEZ

Soy Eynolwaden, y vengo a sonreír y a danzar en el corazón de todos.

Así que escúchame, y sobre todo óyeme.

Cierra los ojos y deja que tu corazón sonría ante mi presencia que danza y revolotea, en la ligereza del instante, en la sutileza e intensidad de lo que eres y de lo que soy, porque a partir de ahora ya no hay distancia, a partir de ahora sólo hay alegría, la de la buena nueva que se propaga de corazón a corazón, y que resuena en el espacio de vuestro mundo así como en cada mundo, en todos los ritmos de la creación, en la danza de las Estrellas y en vuestra danza, Soy lo que danza y revolotea, en la ligereza de tu corazón y en el resplandor de tu mirada interior.

Escúchame, óyeme, escucha lo que tengo que decirte, más allá de mis palabras, escucha la danza de mis palabras, escucha la danza de la sonrisa que florece, como una flor eterna, en el corazón de tu ser, y luego alimenta la verdad y la belleza inefable.

Hoy, te descubres a ti mismo para ser espacio, te descubres a ti mismo para ser de todas partes y de ninguna parte al mismo tiempo y en el mismo silencio, como en la misma danza.

Ven conmigo, no tienes que moverte, no tienes que desplazarte, sólo tienes que abrirte, sin trampas y sin frenos. Entonces en ese momento serás llevado en la danza de la vida eterna, más allá de cualquier sueño, como más allá de cualquier forma, vengo a invitarte de nuevo a pronunciar mi nombre, porque este nombre está dentro de ti, participa en el primer sueño como en el último sueño, en la primera forma como en la última forma, en el primer estallido de Luz y en el primer estallido de risa de la vida, la cual se sostiene a sí misma, recorriendo todos los senderos y todos los destinos.

Escucha, escúchate a ti mismo, lo que dices en el silencio de tu corazón, que es sólo la sinfonía de la vida, la sinfonía del movimiento, pero también de lo que es inmóvil.

Escúchate, no tienes nada que hacer sino estar conmigo y sonreír a la vida, y sonreír a mis palabras, más allá de cualquier palabra, como más allá de cualquier reflexión. Déjate penetrar, porque tú eres lo que penetra, y que no puede fallar jamás.

Te invito a la danza de los elementos, pero no sólo. En la danza de tu cuerpo como en la danza de la vida, eres cada sinfonía y cada nota, eres cada espacio entre cada nota, eres de todas partes como de ninguna parte. Porque entre todas partes y en ninguna parte no hay diferencia, no hay tiempo que pueda fluir de una manera u otra, no necesitas memoria, no necesitas historia, sólo necesitas estar allí, donde estoy contigo, en el abrazo de la libertad, donde no se puede retener nada, donde no se puede añadir nada.

Escucha, oye lo que te digo, más allá de las palabras que te digo, está el Verbo, y este Verbo es silencio, y es magnificencia.

Escúchame. Oye la ligereza de su corazón, que pulsa y late, mientras mantiene su inmovilidad.

Son todos los movimientos, pero también son todos los demás. Son todos y cada uno de ustedes, no sólo en la forma humana sino en todas las formas, como en cada sueño, más allá de lo que pueden percibir y sentir, están en la fuente misma de lo que perciben, o de lo que rechazan y aceptan, no hace ninguna diferencia, no pone ninguna distancia, y no hace tiempo. Y no te preocupes, porque no hay nada que puedas hacer al respecto, excepto permanecer en este gozo perpetuo, donde sólo puedes reconocer la evidencia de vida en tu vida, y de tu vida en el corazón de la Vida.

Así que, escuchen y oigan lo que les digo, este es el tiempo para regocijarse en la celebración final de todas las danzas que han conducido, hasta su fin, en todos los sueños de la creación, en todos los sufrimientos, así como en todas las facilidades.

Confíame todas tus cargas en el corazón de tu corazón, como en el corazón de cada uno. No necesitas nombrarlos, no necesitas historia, no necesitas recordar, sino simplemente recordar lo que siempre has sido, en cualquier velo que hayas llevado, en cualquier vagabundeo que hayas encubierto, como en cualquier victoria que hayas podido conquistar.

Déjenme conmoverlos en el canto del silencio indecible, donde todas las sinfonías cantan el mismo coro y verso. Está tu libertad, está la mía, es la misma de todas partes y de ninguna parte.

Así que amados, los que son amados más allá del bien y del mal, los invito a amarse a sí mismos con la misma intensidad con que mis palabras viajan a través de ustedes, como una ola regeneradora, como una fuente que nunca los dejará en la sed y en el olvido.

Ahora es el momento de olvidar lo que acaba de ocurrir. Ahora es tiempo de regocijarse y participar en la danza, la que no conoce fin ni comienzo, donde todo está inmóvil, y sin embargo contiene todos los movimientos de la Vida, donde no hay ni vida ni muerte, sino simplemente la evidencia de esta danza sin fin, y sin principio.

Entonces oye, oye, oye, escucha, y deja que la alegría florezca a través de los poros de tu piel en esta forma en la que habitas.

Permíteme ser quien eres, más allá de toda apariencia y distinción, donde ningún límite o frontera puede parecer que nos separa, no puede parecer que nos aleja. En esto hay en todos los tiempos, más allá de todos los tiempos, más allá de todo pasado y futuro, sólo la presencia está presente, la que conjuga la ausencia y al mismo tiempo la felicidad, donde ya no se pueden poner límites, donde ya no se pueden poner límites, porque todos ellos han roto, antes de la risa y de la sonrisa, la de tu corazón encontrada, en la alegría de tu eternidad, antes de cualquier manifestación y después de cualquier manifestación.

Déjense llevar más allá de todo tiempo y espacio, porque llenan el tiempo y el espacio con su risa, donde están, no están, y donde no se encuentran, ya no hace ninguna diferencia, porque ya no hay ninguna distancia.

Escucha y deja fluir el agua del Amor, el agua de lo alto, que viene a fertilizar lo que jamás podría ser estéril, y lo que jamás podría ser dividido. Retírate más allá de todas las divisiones, para unirte en la alegría de tu presencia y ausencia, lo que también conduce a la misma danza, en la misma evidencia.

Ven y descansa, donde ya no tendrás que hacerte preguntas. Porque allí todo es evidente, donde te reconoces a ti mismo, en esta ligereza. Entonces deja que tus ojos brillen con malicia, brillen con inocencia y brillen con verdad. No te preocupes por nada más que por lo que está allí, y que sólo quiere florecer cada minuto y cada día, con igual intensidad y cada día más magnífico, y cada día más verdadero, y cada día tan intenso, y sin embargo tan ligero, dentro de esta densidad, en la que tu cuerpo está alojado.

Te invito a poner las cargas finales, las de tu reticencia, tu última reticencia, que no se puede mantener, porque el Amor derrumba cada barrera y cada límite con la misma intensidad, y con la misma mirada.

Mírate a ti mismo, para verme, dónde estoy, dónde estás, en cada espacio, en todo momento, dondequiera que mires, donde sientas y sintieras, donde vivas o no vivas, ya no hace ninguna diferencia, nada puede faltarte y nada puede ser quitado de ti, cada instante tiene que ser colmado de vida, por sí mismo, y por la belleza que hay que llenarla. Lo que no se puede definir, lo que no se puede nombrar, es lo indecible, y contiene cada nombre, y contiene cada forma, así como cada mundo.

Regocíjense, anuncien las buenas nuevas, primero a su corazón, que tal vez todavía vacila, y luego a cada célula de este cuerpo dentro de esta forma, dentro de cada sueño que viajen a través de sus noches, ya que jamás volverán a estar en la noche, ya que nunca más de nuevo estarán deambulando, porque nunca más estarás en la pregunta, porque tú eres la respuesta a todas las preguntas que te haces, no hay nada más que preguntar, todo ha sido depositado en el fuego del Amor, el que consume el sueño, y el que te restaura a lo que siempre has sido, a pesar de las apariencias de tu sueño.

He venido a invitaros de nuevo, hoy, en este momento, como a cada respiración y a cada mirada, como a cada día que se levantará, como a cada momento de la vida, cuando la vida irrumpirá sin preguntaros SU opinión, porque la vida sabe mejor que son lo que se puede desear o lo que uno puede querer, más allá de cualquier expresión, así como de cualquier manifestación.

Entonces estén presentes, porque es mi presente dentro de su presencia, para que puedan descubrir que la presencia sólo puede basarse en la ausencia, donde ningún límite, corporal o de mundos, a partir de dimensiones, puede alterar o modificar la verdad.

Están invitados al banquete solemne y perpetuo de la verdad celebrada, donde el Coro de los Ángeles cantando el Paráclito, canta la misma danza, la de la resurrección, porque al final nunca naciste ni moriste, sólo nacía y moría la ilusión, y cada vez que nacía volvías a renacer renacías en su totalidad.

Ya no necesitas renacer, ya no necesitas morir. Necesitas celebrar, con la sonrisa de tus labios y la apertura de tu corazón, con la mirada de tus ojos y la mirada de tu corazón, donde no hay nada que ver más que el despliegue de la vida, sólo el despliegue de tu sueño.

Te invito a la ligereza, la que jamás te ha abandonado, a pesar de la densidad de este cuerpo, a pesar de su opacidad, porque todo es transparente, y todo es cristalino, con la misma nota de todas las notas, con todas las figuras y los números, con la misma intensidad, con la misma intensidad, en la infinidad que en el cero, ya no hay ninguna diferencia, porque el alfa se ha fusionado con el omega, el omega se ha unido con el alfa. En realidad jamás se habían movido, siempre estaban ahí para apoyarte en el sueño, para apoyarte en cada sufrimiento y en cada alegría, ligada a lo efímero. Esta efímera que tanto amaste o temiste, con igual intensidad, dependiendo de las circunstancias de la vida que hicieron tu vida.

Hoy eres eso, y mucho más que eso. Hoy son eso, y mucho más que eso, no pueden contarse ni siquiera medirse, no pueden distanciarse, no pueden acercarse, porque están en el lugar correcto, en el corazón de su ser, donde el no-ser viene a apoyar y sostener lo que creían que soportaban, y lo que creían que sufrían, con tal intensidad, que no puede mantenerse ante el brillo de su sonrisa y el brillo de su risa interior.

Escúchame, porque sólo te escuchas a ti mismo, más allá de todas las apariencias y discursos, pienses lo que pienses, digas lo que digas, ya no hay reticencias, ya no hay resistencias que se puedan mantener, porque todo se consume, en la misma alegría del amor, en el mismo amor de la alegría.

Ven y celebra, en cada momento que inhales o exhales, es lo mismo, y el mismo ritmo, el que tu corazón ha adoptado en el vals mil tiempos, o el Coro de los Ángeles, es una celebración perpetua del Espíritu del Sol en lo Impersonal, más allá de cualquier persona, como en toda persona, ya que al final, y lo sabes, no ha habido nunca nadie, si no es que nunca ha existido el sueño de una persona, el cual es el sueño de todos.

Escucha. Escucha y oye la buena nueva que eres, y que representas en cada circunstancia, en cada minuto, cualquiera que sea tu vida, estás por encima de toda Vida, cualquiera que sea tu dolor, estás por encima de toda Alegría.

Deja que la onda de la vida fluya a través de ti, la onda que te vivifica, y te regenera cada minuto, en la ligereza del niño inocente, porque eres inocente, pienses lo que pienses, digas lo que digas. Estos son sólo argumentos, y ningún argumento se puede mantener en la verdad de quién eres, más allá del ser, y más allá de cualquier sufrimiento, vengo a invitarte de nuevo, como haré cada minuto, al Ágape perpetuo, que no conoce la forma, y que viaja a través de cada espacio del sueño, con la misma igualdad, y la misma libertad.

Escucha. Escucha lo que dice el canto del silencio, el que abre tu corazón al infinito, porque nunca más puede ser sostenido dentro de tu pecho, porque nunca más puede ser envuelto por el velo del olvido, porque nunca más puede ser envuelto por ninguna forma en absoluto, ni siquiera la más luminosa y la más etérea.

Son el éter, y son la densidad, en cada octava de la manifestación, en cada plano o dimensión, siempre lo han sido.

Tú eres el sueño, y tú eres el soñador, tú eres el que concibió el sueño, tú eres el que lo vivió, tú escribiste el guión, tú escribiste la partitura, tú le pusiste los colores, tú trazaste la línea y la dirección, en todas las direcciones del espacio, para volver siempre al punto de partida, donde jamás te has movido, donde te acompaño ahora.

Escucha, oye el canto del agua, el canto de los pueblos del agua, pero sobre todo, escucha a tu propio corazón, sólo está ahí para recordarte, golpeando cada golpe en tu pecho, que eres mucho más que todo lo que puedes soñar, que eres mucho más que todo lo que puedes imaginar.

No hay nada que temer, sólo tienes que dar la acogida a este extraño que extiende sus brazos hacia ti, y que ahora es conocido por ti. En esto, eres completo y perfecto, en esto, nada de lo que pasa puede permanecer de ahora en adelante, sólo tú permaneces, en la morada de la eternidad, que conoce, después de haber conocido todas las moradas, sólo la morada de la Alegría, la que jamás has abandonado.

Así que no tienes que moverte, dónde estás, y exactamente dónde estás parado, y dónde estoy parado. No existe ninguna postura, no existe ningún decorado, no existe ninguna condición, no existe ningún condicionamiento. No existe ninguna regla, porque la única regla es la de la danza de la música, la de la partitura de la ligereza, donde los números se fusionan con las letras, donde la nota musical ocupa el lugar, de cada espacio, y el lugar de todo tiempo, de tal manera que entiendas que el tiempo y el espacio no son nada en comparación con lo que tú eres, porque lo englobas en la misma danza y en la misma ligereza, con la misma intensidad y con la misma alegría.

Escuchen, oigan, escuchen este gran silencio, el silencio de esta alegría, que no depende aquí ni de ningún marco ni de ninguna circunstancia.

Así que date la acogida, en cada presencia aquí, como en todas partes. No hagas más diferencia, porque cualquier diferencia es en vano, porque cualquier diferencia es sólo sufrimiento. Ya no hay ninguna razón, ninguna causa, ninguna justificación para el sufrimiento de ningún tipo. Cualquiera que sea su necesidad y su condición, ya no hay ninguna diferencia, ya no hay ninguna condición. Ya no hay un marco, hay una vida justa, la que lo ha soñado todo, la que estás en la totalidad, en el instante de gracia, que no cesará nunca, está tu celebración, que siempre has viajado, a pesar de los vagabundeos y las apariencias.

Por lo tanto, cálmense, donde vengo a descansar, en el gran silencio de esta alegría que nada puede explicar, y que nada puede medir.

....silencio...

Escucha incluso, en el silencio de mis palabras. No retengas nada, deja pasar lo que pasa a través de ti, deja pasar lo que sientes, porque estás más allá de todos los sentimientos. No hay nada más que discriminar, nada más que separar. Todo esto era sólo un sueño, todo esto acaba de pasar.

Y no pasas, hay belleza, no hay ningún otro lugar, hay buenas nuevas, no necesita palabras, te necesita, en cada instante de tu vida y de tu vida, como eres, en este estado natural de ligereza, sea cual sea la densidad de tu cuerpo, sea cual sea lo que sea lo que todavía pueda tocar en este cuerpo los recuerdos y las heridas, como las alegrías que se han vivido en esta vida. Esta vida última que es el resultado de todo lo que has creado, de todo lo que has escrito, de todo lo que has recorrido.

Descansa hoy, ha llegado el momento de poner fin al tiempo. Ha llegado el momento de acabar con tu sueño. Tú eres la verdad, y la verdad no se sueña. Tú eres la verdad, y la verdad no se piensa. Tú eres la verdad, y la verdad no se siente. Estás más allá de los sentidos, porque la vida no tiene sentido ni dirección.

Escucha. Bájate de ahí. No tienes nada que pedir, que no esté ya contestado, en la intimidad de tu corazón. Descansa en su felicidad. Ágape es de todas partes, y todos se despiertan, según su ritmo y según su guión.

Y yo danzando la vida, en el corazón de tu corazón. Y florezco en tus labios que se abren a la sonrisa del sí, a la sonrisa de la verdad. Son el agua, sino también son el aire, son el fuego, sino también son la tierra, y todo esto viene del éter, porque son el éter, el llamado éter primordial, y el éter que se encuentra hoy, dentro del sueño más profundo, donde la Luz Jamás podría apagarse. Donde el amor jamás podría desaparecer. Aunque te pareciera que faltaba, estaba ahí en profusión, esperando sólo el instante adecuado de tu instante presente, para revelarse a ti, en danza y ligereza.

Soy Eynolwaden, pero soy tú, desde toda la eternidad. Te he acompañado en cada una de tus ideas, en cada uno de tus sueños, silenciosos, y sin embargo tan intensos.

....silencio...

Descansa un poco. En gracia eterna, en tu presencia y ausencia, donde incluso tu forma ya no puede separarte de nadie ni de ninguna situación. Permanece disponible, en su totalidad, para la verdad, lo sepas o no. Todo lo que tienes que hacer es permanecer disponible, llama a tu puerta, en el escenario de tu vida, en el escenario de tu cuerpo, en todo sufrimiento, así como en toda alegría, con la misma intensidad y regularidad.

....silencio...

Escucha. No te contengas, deja que las buenas noticias pasen, tú eres el que esperabas, eres lo que esperabas, y eres lo que temías. Por tus posturas, y por tu aprendizaje, que de hecho no fueron más que repeticiones para vivir este instante, para vivir este momento, que ahora se reproduce de minuto en minuto, en la escala de tu tiempo, en la escala de tus días, como en la escala de tus noches.

....silencio...

Escucha lo que te dice el Gran Silencio. Escucha su danza, escucha su ritmo. Nada puede pertenecerte, porque vienes de todas partes. No puedes recordar nada, porque no hay nada que recordar, y todo está ahora, en el espacio de aquí, y todo está presente en el corazón de la ausencia.

....silencio...

Soy todas las formas, porque no tengo forma. Soy la gran Madre Genetista, soy la niña, que llora en silencio y piensa que está abandonada. Porque todo es sólo circunstancia y pretexto para descubrir la belleza que eres. Ya no puedes dudar y no puedes temer nada, desde el instante en que te asientas, en el corazón de la gracia, desde el momento en que no tienes nada que entender, ni nada que buscar que no sea ya comprendido y que ya se encuentre en el espacio de tu corazón, en el corazón de tu pecho.

Esta es la consumación del Amor, este fuego que jamás se seca, y que nunca se secará, sino que por el contrario los llena de vida, y los llena de sí mismos así como de los demás, donde ya no pueden distinguir la más mínima identidad, ni la más mínima forma, porque todas las formas están incluidas en ella, dentro de la primera forma.

....silencio...

Tú eres lo que queda, en todo lo que has nombrado muerto, tú eres lo que queda, independientemente de cualquier nacimiento.

....silencio...

Han caminado por todos los caminos, han enfrentado todas las verdades relativas, y han vivido todas las vidas posibles, y sin embargo son el Camino, la Verdad y la Vida.

Estabas en cada ronda, en cada ronda del sueño. Y tú eres el que contó el tiempo y el espacio, para comprender que no tenía sustancia ni permanencia para comprender que no tenías nada que detener, nada que paralizar, Atraviesa todas las sensaciones y percepciones.

Son el agua, el agua del Génesis y de la Creación, el agua espejo de la Vida, son el fuego, el de la fricción y el de la consumación. Tú eres la tierra, la arcilla que no ha tomado forma, como la tierra de todo cuerpo y de todo planeta. Son el fuego de cada sol y de cada galaxia. Eres el instante, que no conoce el tiempo, eres el espacio que no conoce la distancia o la distancia.

Tú eres el que lo ha visto todo, y sin embargo no necesita ver. Tú eres el que ha pensado todo, y sin embargo no piensa. Son la totalidad de la gama y paleta de lo que llaman emociones, y sin embargo están sin movimiento, son todos movimientos, y sin embargo no son nada de lo que creían, experimentaron o viajaron.

Déjate atravesar por este Amor que no pide nada, que no cuenta nada, que nadie puede definir, que nadie puede enmarcar. Es de todas partes, de ninguna parte, como tú.

....silencio...

Tú eres esa inteligencia que viaja a través de los mundos, apoyándolos y amándolos sin hacer una diferencia, sin hacer una distinción. Tú eres la fuente de ti mismo como eres la fuente de todas las fuentes. Tú eres la fuente de todos, de tus hermanos y hermanas como tú los llamas, que están presentes al mismo tiempo que tú, en este momento en esta Tierra, a quienes tú llamas Gaia.

Ya no necesitas llamarte a ti mismo ni nombrarte a ti mismo, porque has trascendido toda identidad, ya no necesitas preguntar, porque todas las peticiones están satisfechas, y no tienes nada que temer, porque ya has pasado por todo. Sólo tienes que reconocerte a ti mismo, más allá de tu identidad, como cualquier otra identidad.

....silencio...

Escucha lo que te dice mi silencio, que es el silencio de tu verdad, el silencio de tu presencia, el silencio de tu ausencia. Donde todos son todos, con la misma igualdad y la misma sonrisa. Donde nada puede ser excluido o perdido. En esto, siempre has estado completo, sea lo que sea que hayas pensado, sea lo que sea que hayas sufrido por ello. No hay ganancia o pérdida, sólo eso, en la danza del silencio.

....silencio...

Sé gentil, porque tu naturaleza y tu esencia son la dulzura misma. En esto serás verdadero, más allá de cualquier discusión, y de cualquier cuestionamiento. Son todos, son todas las formas, todos los entornos, son todo lo que pueden ver, son todo lo que pueden sentir, siendo eso, así que son anteriores a todo lo que se siente y a todo lo que se vive.

Esta es la gracia del momento, del instante presente, porque tú eres la gracia, porque eres la vida, más allá de todo nacimiento. Has pasado por todo, has soñado con todo, no necesitas recordarlo, sino simplemente aceptarlo. Entonces lo vivirás, y ya no pedirás nada, ni a ti mismo ni a nadie, sino que estarás dispuesto a responder a todas las peticiones que la vida te envíe, ya sea en tus días, ya sea en tus noches, sin hacerte preguntas, sin quejarte, con ligereza, con la sonrisa en tus labios, y con tus ojos brillando con la misma verdad, con la misma belleza.

Cada abrazo, ya sea un árbol o un hermano o una hermana, se celebrará sin pedir nada y sin esperar nada, porque siempre lo ha sido, y se han quitado todos los velos.

....silencio...

Así que la danza del silencio, como la danza de los elementos, te devuelve a lo indecible, donde siempre has estado y donde siempre serás.

Honra a todos con la misma diligencia y sonrisa, honra cada instante con la misma alegría y ligereza. Todo lo demás es superfluo, y todo lo demás está de paso. Esta es la buena nueva, que hoy se encarna en tu cuerpo, en cada trama, en cada gesto, en cada mirada y en cada silencio. Donde no se puede dejar nada atrás, donde no se puede encontrar nada, porque tú eres el punto de referencia.

Así, cada instante será gracia y celebración, difundiendo lo que queda de los hábitos, tanto en la forma como en la conciencia. No te preocupes por nada más, pues la vida te proveerá, desde el instante en que seas verdadero con la verdad que eres.

Y la libertad será tu destino diario, en cualquier circunstancia. Serás lo inmutable de la gracia, lo inmutable de la fuente, presente en todo movimiento, en toda hora y en toda relación, que se convertirá en resonancia y comunión, a pesar de todas las apariencias y a pesar de todas las distancias que se puedan concebir, o que se puedan interponer entre tú y el otro, porque no hay nadie más que tú.

....silencio...

Tú eres la belleza de lo indecible, que ninguna palabra, ninguna poesía, ningún color puede traducir, sino simplemente, cuando estás allí en silencio, de tu presencia y ausencia, entonces todo se revela, y tú te revelas a ti mismo.

Es en estas profundidades donde brota la semilla, es en este silencio donde nacen todas las sinfonías, y es en esta oscuridad donde nacen y se fertilizan todos los colores.

....silencio...

Dejo las palabras y la danza de mi presencia en el corazón de vuestro corazón. Ellos serán tu gracia, serán tu beatitud, están en cada instante, donde te revelas y donde estás despierto.

....silencio...

Soy Eynolwaden, soy tú, soy cada uno de ustedes, con la misma reciprocidad, y mis palabras están ahora en silencio, y el Verbo actúa, en el silencio de su corazón, explotando en mil colores y mil sinfonías, acompañando el vals mil tiempos de tu corazón.

....silencio...

Soy tú, que te encuentras, soy tú, que jamás te has perdido. Soy tú, que jamás has sufrido, a pesar de todas las apariencias.

Por lo tanto, nunca serás capaz de olvidar, poniendo fin al olvido, poniendo fin a todos los recuerdos, así como a todos los futuros, porque tú eres el futuro, que ha llegado a ti mismo.

....silencio...

Tú eres la bendición, de la gracia encontrada, fecundada y sembrada en los corazones de todos. Sólo hay un corazón, que se ha reproducido infinitamente, para vivir la ilusión de la separación y la carencia.

Lo que está ahora, en lo que estás viviendo, está más allá de todos los deseos, sueños y búsquedas.

Soy Eynolwaden y te amo. Y Soy tú.

Ahora permanezco en silencio, para que jamás olvides que estás despierto.

....silencio...



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A través de Jean Luc Ayoun
Les Transformations

Transcripción del francés: https://www.facebook.com/Transcriptionsfr
Traducción: LMF

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